Por Luciana Aranguiz – DIARIO CLARIN
En la apertura oficial de los Juegos Olímpicos, no podía faltar la fiesta celeste y blanca. Los argentinos le pusieron un color y un sabor especial como solo ellos saben hacer. Liderados por los abanderados Luciano De Cecco y Rocío Sánchez Moccia, disfrutaron del desfile en barco de las delegaciones a pesar de la lluvia y por un rato el aire parisino se llenó de voces de “una banda quilombera” que hicieron oír bien fuerte el “¡Vamos, vamos, Argentina!”.
Una buena parte de la delegación hizo la previa de la celebración en la Villa Olímpica. Todos y todas se calzaron la vestimenta diseñada especialmente para la ocasión -pantalón y campera azul, camisa blanca y zapatillas a tono- y se juntaron frente al edificio que transformaron en su segunda casa para tomarse la foto de protocolo.
Sonrientes, posaron y descargaron la ansiedad, la alegría y quizás algunos nervios con un “Olé, olé, olé, cada día te quiero más. Sooooy argentinooo, es un sentimiento, no puedo parar”.
Hubo charlas, abrazos y fotos, que cada uno guardará como un recuerdo único. Y cerca de las 17, partieron rumbo a la zona del Puente Austerlitz, el punto de partida del recorrido. Había una capacidad limitada en el barco que compartieron con Antigua y Barbuda, Arabia Saudita, Armenia y Aruba. Y_hubo quienes prefirieron no someterse al desgaste que suele conllevar este tipo de ceremonias.
Los integrantes del seleccionado de vóleibol -excepto De Cecco, claro- eligieron quedarse en la Villa. “Vamos a descansar para la primera batalla contra Estados Unidos. Lo vamos a mirar por televisión, acá con el matecito”, contó Facundo Conte en su cuenta de Instagram.
A uno de los colectivos se subieron Las Leonas, firmes acompañando a su capitana, Sánchez Moccia, y los Leones. También estuvieron los Gladiadores, con Diego Simonet, Federico Pizarro y Federico Fernández a la cabeza. Lucía Falasca, Francisco Guaragna, Catalina Turienzo, Mateo Majdalani, Eugenia Bosco, Francisco Saubidet Birkner y Chiara Ferretti, del equipo de yachting, se vinieron desde Marsella, donde se realizarán las competencias, porque no querían perderse la fiesta.
Estaban también Santiago Lorenzo, de tenis de mesa, con su entrenador Gastón Alto; Federico Gil, de tiro; José Torres, de BMX; y Matías Dell Olio y Mauro Iglesias, de skate. Lourdes Carlé y Tomás Etcheverry, acompañados por Guillermo Coria y Mercedes Paz. Y los nadadores Macarena Ceballos, Agostina Hein y Ulises Saravia.
Se subieron una hora y media antes del arranque del evento al barco que los hizo recorrer París por el Sena. Algunos con pilotos transparentes, otros desafiando la lluvia, transitaron los seis kilómetros entre Austerlitz y el puerto Iéna, que une el Trocadero con la Torre Eiffel.
Contagiaron a cada grupo de espectadores que se cruzaban, instalados en las tribunas al margen del río. Hasta a una de las voluntarias que los acompañó en la embarcación se la vio entonando “Que esta banda quilombera, no te deja, no te deja de alentar”.
Tras desembarcar en el Trocadero, los atletas regresaron a la Villa y no estuvieron presentes en el resto de la ceremonia. Quizás para evitar mojarse. O para no desvelarse demasiado, ya que este hoy para muchos arranca la competencia para lo que se prepararon los últimos años. Aunque seguro dirán que valió la pena tomarse una “licencia” y vivir en primera persona la inédita e impresionante fiesta que abrió París 2024.w