El 7 de agosto constituye una fecha muy especial para el atletismo argentino, siempre entre las más relevantes. Porque fue un 7 de agosto -primero en 1932, luego en 1948- que nuestros grandes valores alcanzaron la cima de este deporte, la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Y en una de las pruebas clásicas, el maratón. Juan Carlos Zabala en Los Angeles y Delfo Cabrera en Londres concretaron esas hazañas, al igual que Reinaldo Gorno, en julio de 1952 en Helsinki, cuando llegó segundo, detrás del checo Emil Zatopek, «La Locomotora Humana». Ahora que estamos vibrando con los Juegos Olímpicos de París, en plenitud, nada más oportuno que recordar y homenajear a nuestros grandes atletas. En esta edición del 2024, el atletismo argentino también tendrá representantes en maratón, pero en damas con Florencia Borelli (autora del record sudamericano en Sevilla) y Daiana Ocampo (quien consiguió su clasificación en Hamburgo). Ambas correrán el próximo domingo 11 en la capital francesa, poco antes del cierre de este acontecimiento.
Zabala tenía apenas veinte años -es el campeón olímpico de maratón más joven de la historia- y triunfó en Los Angeles con un récord olímpico de 2 horas, 31 minutos y 36 segundos. Había debutado en la distancia diez meses antes, triunfando en el maratón de Kosice (actual Eslovaquia). Bajo la guía técnica de Alejandro Stirling, fue uno de los fondistas más grandes de su época y en los Juegos de Berlin en 1936 -donde abandonó el maratón- consiguió el sexto puesto de los 10 mil metros llanos, copado por los atletas de Finlandia.
Delfo Cabrera, oriundo de Armstrong (Santa Fe), venció en el maratón con 2:34:52, prueba en la que también Eusebio Guíñez (5°, mendocino) y Armando Sensini (9°, bahiense) se ubicaron en el top 10. Cuatro años más tarde en Helsinki, Gorno fue 2° y Cabrera 6°, con su marca personal. Y el último argentino de alta figuración en el maratón masculino fue el gran Osvaldo Suárez, 9° en Roma 1960 con récord sudamericano de 2:21:27, adoinde fue acompañado por el cordobés Gumersindo Gómez (15°) y Walter Lemos.
Para ellos, y para todos los maratonistas argentinos que alcanzaron la nominación internacional en Juegos Olímpicos y campeonatos de distinto nivel, el 7 de agosto siempre constituye la fecha especial, en una prueba que -además del valor de su tradición- hoy también disfruta de su masividad y popularidad.