Este 12 de febrero se cumplen exactamente 70 años de uno de los hitos en la campaña del gran Osvaldo Suárez, uno de los mejores atletas del historial argentino: aquel día en la pista de Gimnasia y Esgrima, y en un esfuerzo en solitario, batió por primera vez en su campaña el récord sudamericano de los 10.000 metros llanos, distancia que lo tendría como el rey de nuestra región por más de una década (en total, llegó a batir seis veces ese récord hasta colocarlo en 29:26.0, la mejor marca de su vida, en Praga 1959). Y en el mismo día Isabel Avellán se apoderaba del récord sudamericano de lanzamiento del disco con 46.05m.
Suárez había surgido como la gran promesa del atletismo de fondo en la Argentina, heredero de aquellas notables generaciones (Zabala, Ribas, Cabrera, Gorno, Ibarra, Bralo y tantos héroes más). Ya había logrado récords nacionales en 1.500 (3:55.6 en 1954) la milla (4:16.3 en 1953) y 20.000 (5:27.5 en 1953). También, a fines del 53 y en la pista de River Plate, había conseguido dos triunfos en las distancias clásicas durante el match Argentina-Italia, delante del visitante Giácomo Peppicelli. Había marcado 15:02.4 en 5.000 y 31:38.8 en 10.000, un registro que constituía el récord mundial “junior” o u20, aunque en esa época no se llevaban oficialmente esas listas.
A punto de cumplir 21 años –nació el 17 de marzo de 1934- Suárez encaró su preparación para los Juegos Panamericanos de México bajo la guía del coach Alejandro Stirling, el mismo que había conducido a Zabala y Gorno en sus gestas olímpicas. En su test del 12 de febrero de 1955 marcó 30:30.0, batiendo así el récord sudamericano que Juan Raúl Ibarra mantenía con 30:36.8 desde el 14 de diciembre de 1940 en el mismo escenario.
Los parciales fueron: 2:58.5 al paso del primer kilómetro y luego 5:58.7 en 2.000, 9:01.8 en 3.000, 12:04.4 en 4.000, 15:10.7 en 5.000, 18:14.1 en 6.000, 21:17.6 en 7.000, 24:5.2 y en 8.000 y 27:31.3 en 10.000.
Entre Suárez y Walter Lemos –el santafesino de Sunchales- protagonizarían duelos memorables en aquella década, además de turnarse para batir los récords de fondo. Justamente Lemos iba a mejorar el registro de Osvaldo con 30:24.0 al año siguiente, y luego vendría la escalada de ambos por debajo de la media hora. El maratón olímpico de Melbourne era la meta de ambos pero una injusta decisión –en medio del clima represivo de la época- les privó de participar allí (recién lo harían en el maratón de Roma 60, donde Osvaldo quedó 9° con récord sudamericano de 2:21.27).
Lo cierto es que en aquella jornada de su primer récord sudamericano de 10.000, el todavía muy joven Osvaldo Suárez insinuaba que estaba para las mayores gestas. Y a pesar de que los Juegos Panamericanos se realizaban en la altitud de México, igualmente concretó su hazaña. El 13 de marzo logró el título de los 10.000 con 32:42.6. Y dos días más tarde, en 5.000, marcó 15:30.6 para llevarse los 5.000, superando al estadounidense Horace Ashenfelter, campeón olímpico del “steeple” en Helsinki. Allí se iniciaría su gloriosa cosecha que tantos títulos le aportó a la Argentina en otros Panamericanos, Iberoamericanos y Sudamericanos.