Fuente: Diario El País – España
World Athletics ha aprobado las recomendaciones del grupo de expertos para “proteger la categoría femenina”, que suponen la equiparación de trans (nacidos hombres que han transicionado a mujeres, como la nadadora norteamericana Lia Thomas) y DSD (diferencia de desarrollo sexual), consideradas mujeres desde su nacimiento pese a sus cromosomas XY, como dos campeonas olímpicas, la boxeadora argelina Imanke Khelif y la atleta sudafricana Caster Semenya, quien está a la espera de una decisión del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos sobre su recurso contra la prohibición de competir. WA considera que ambos conjuntos de mujeres, tan diferentes biológica y socialmente, gozan de la misma ventaja injusta (exceso de testosterona) ante la mayoría de mujeres XX y echan abajo la principal razón de ser de la categoría femenina, la protección de las mujeres frente a los hombres, superiores físicamente.
El atletismo será, así, la primera gran federación que reintroduzca los exámenes de sexo antes de una. La normativa, que WA desea que entre en vigor en los próximos Mundiales de atletismo al aire libre, en septiembre en Tokio, reflejará además el conflicto entre las reglas deportivas y las leyes civiles, que en muchos países otorgan a las mujeres trans los mismos derechos y protección que a las mujeres biológicas.
“En las próximas semanas se redactarán las nuevas regulaciones y se acordará un proveedor de pruebas de autorización previa, así como un proceso y un calendario”, explicó Sebastian Coe, presidente de WA, después de la reunión en Nanjin (China) del consejo de la federación que aprobó un plan sometido también al aval, “y la revisión exhaustiva”, de más de 70 grupos de trabajo de federaciones de atletismo, comisiones de atletas, atletas individuales, CIS, DSD, entrenadores transgénero o entrenadores. La prueba de autorización previa consiste en un test genético de saliva o de sangre seca que determine la presencia del gen SRY, asociado con el cromosoma Y, que es el que marca el sexo biológico masculino, y sus niveles de testosterona, y si su organismo es sensible a los efectos androgénicos y anabolizantes de la hormona de la masculinidad. “No es una prueba invasiva. Es necesaria y su realización, así como la garantía de la intimidad de las atletas, se hará acorde a los estándares médicos internacionales. El test servirá para que las atletas puedan competir en la categoría femenina. El proceso es muy sencillo, muy claro, y es importante. Y lo deberán pasar solo una vez en toda su carrera deportiva”.
Coe considera que el principal bien que debe proteger la federación no es la inclusión de las minorías sino la igualdad en el terreno de juego. “Es importante hacerlo porque no solo establece como norma todo lo que hablamos de la integridad del deporte femenino, sino que realmente lo garantizamos. Esta es una forma realmente importante de proporcionar confianza”.
Su federación no solo sometió a revisión del mundo del atletismo el plan propuesto por su grupo de expertos científicos —”y la opinión mayoritaria es que este es absolutamente el camino que hay que seguir”, subrayó en su conferencia de prensa telemática desde Nanjing— sino que ha pasado por los muy exigentes filtros de los expertos jurídicos, muy preocupados por los probables recursos de varios colectivos que ponen en duda su eficacia y su legitimidad.
“Estoy preocupado por los recursos que habrá, claro. Este es el mundo en el que vivimos”, dijo Coe. “Pero nunca habría emprendido este camino para proteger la categoría femenina en el deporte si no hubiera estado preparado para afrontar el desafío. Hemos acudido al Tribunal de Arbitraje con nuestras regulaciones DSD, que han sido confirmadas en dos ocasiones. Protegeremos tenazmente la categoría femenina y haremos lo que sea necesario para conseguirlo”.