Varias de las estrellas que están iluminando el atletismo de los Juegos Olímpicos en París tuvieron su aparición internacional en los Juegos de la Juventud-Buenos Aires 2018. Podemos citar los casos de la flamante campeona de los 100 metros, Julien Alfred (Santa Lucía) o Yaroslava Mahuchikh (Ucrania), en salto en alto, entre otros. A la lista también hay que agregar ahora al formidable saltarín oriundo de Cuba y representante de España, Jordan Alejandro Díaz, quien acaba de ganar el salto triple en el Stade de France con 17.86 m., en otro duelo con Pedro Pablo Pichardo, también oriundo de Cuba, pero representante de Portugal. Marcó 17.84, quedando la medalla de bronce para Andy Díaz, también nacido en Cuba y representante de Italia: marcó 17.64. El brasileño Almir dos Santos Jr fue 11° con 16.41.
Jordan Díaz se radicó hace cuatro años en España, siendo uno más entre los centenares de atletas de alto rendimiento de Cuba que dejaron la isla. Vive en Guadalajara donde integra el equipo que dirige esa leyenda del salto en largo, y del entrenamiento de saltos horizontales, Iván Pedroso.
«Ser campeón olímpico es lo más grande. Siempre lo he dicho. En 2017 incluso puse en facebook que quería ser campeón. Lo voy a buscar y lo volveré a subir», comentó Jordan, que dedicó este oro a su familia, que vive en Cuba. «Fue una decisión difícil pero si tuviese que tomar la decisión diez veces más lo haría», apuntó el triplista, que dijo que este título es «el primero, ahora hay que seguir».
«El año que viene hay Mundial y hay que lucharlo. Hoy ha sido una competición bastante complicada, me ha obligado a hacer cinco saltos, pensaba renunciar a alguno, pero ha sido imposible. Hay muy buen nivel», confesó.
«Ha sido una competición que teníamos planificada para tener la medalla y obtener una marca más grande que no ha podido ser. Eso da un poco igual, lo que da sentido es el triunfo. Ahora a disfrutar de las vacaciones. Me las merezco», comentó.
En Roma, hace dos meses, saltó 18,18 metros en los Europeos, y en esta ocasión se quedó en 17,86, una marca que le valió para ganar.
«El récord del mundo (18.29 de Jonathan Edward en 1995) me da igual. Si sale alguna competición bien pero me da igual. Me gusta más ser campeón», señaló.